Oiartzun. Gipuzkoa. Euskal Herria. Colabo con Argiaren Basoa.
Los cuatro paneles componen una especie de tótem, guardan un mensaje cifrado bajo el código binario, un lenguaje que habitualmente se emplea en soportes informáticos. Esta forma de codificación está implícita en la informática y en muchos de los dispositivos tecnológicos vinculados a fuentes de luz eléctricas.
En la elaboración de este proyecto la luz eléctrica se yuxtapone con el fuego, un fenómeno primigenio ligado a nuestros ancestros. De modo que ambas tipologías de luces conviven mientras el ocaso interfiere en el proceso de percepción de los presentes, cambiando constantemente el tono y la luminosidad del cielo que engloba este viaje a la naturaleza.
La experiencia de la excursión a un paraje natural, donde yace un monumento megalítico, sirve de inspiración para adecuar el material empleado en Argiaren Hizkuntza (2019), además de generar una nueva experiencia y resignificar su contenido.